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Carlos Delgado es un hombre de cincuenta y cinco años que vive en una pequeña casa en las afueras de la ciudad de Puebla. Cada mañana, Carlos se levanta muy temprano, a las cinco. Se sienta en la sala de estar, lee la Biblia y ora hasta las cinco y media.

Después, Carlos va al baño donde se ducha, se afeita, se cepilla los dientes, se peina y se viste. Luego, entra en la cocina y prepara el desayuno. De costumbre, Carlos come huevos o cereal, unos frijoles y bebe un vaso de leche. Se levanta de la mesa y lava los trastes antes de salir para ir a su trabajo. Se va a las siete.


Al salir de la casa, Carlos toma su bicicleta y se dirige a la fábrica donde trabaja desde hace treinta y cinco años. Podría tomar el autobús pero prefiere no gastar el dinero y sabe que necesita hacer ejercicio.

Llega al trabajo a las siete y media y deja su bicicleta cerca de la entrada. Va al vestuario y se cambia de ropa. Se pone un uniforme y después va a trabajar. Comienza su trabajo a las ocho. No puede hablar porque debe pensar todo el tiempo en lo que está haciendo. A mediodía, deja de trabajar y va a la cafetería donde come y habla con unos hombres que conoce desde hace muchos años.


El trabajo termina y Carlos sale de la fábrica a las cinco. Antes de volver a casa, va a una tienda donde compra un periódico. Después se sienta en un café, bebe una copa de vino y lee su periódico. Conoce a todas las personas que trabajan en el café y ellos están felices de ver a Carlos.

Finalmente, dice "adiós" a los empleados del café, se sube a la bicicleta y vuelve lentamente a su casa. La casa está oscura cuando llega, pues Carlos pone las luces y comienza a preparar la cena. Toma café y come un poco de carne con verduras. No le gusta comer en silencio, entonces escucha la radio.


Después de lavar los trastes y limpiar la mesa, Carlos va a sentarse delante del televisor. Mira los mismos programas cada semana. De veras, no le gusta mirar la tele, pero no le gusta estar solo tampoco y quiere escuchar la voz de otra persona. A veces, Carlos se duerme en su sillón pero, normalmente, se levanta, apaga el televisor y las luces y va a acostarse a las diez.

Carlos se desviste y pone su ropa sobre el tocador. Antes de dormirse, lee la Biblia y ora de nuevo y piensa en su familia - sus padres y su hermano mayor que ya están muertos - o en los amigos que tenía cuando era joven. Por fin, se duerme.


Carlos trabaja de lunes a viernes, pues está libre los sábados. Todavía se despierta y se levanta a las cinco, porque no le gusta perder tiempo el fin de semana. Sabe que debe limpiar la casa, especialmente la cocina, y que debe ir de compras en la ciudad. Los sábados, por la mañana, Carlos va al supermercado y compra la comida que va a necesitar para la semana que viene.

Después del supermercado, Carlos regresa a casa y lava su ropa. Luego, descansa y mira un partido de fútbol en la televisión. Es fanático del equipo de fútbol mexicano y mira los partidos tan regularmente que considera a los jugadores casi como sus propios amigos.


Para Carlos, domingo es un día de descanso. No va a las tiendas y no limpia su casa. Va a la iglesia por la mañana. Los miembros de su iglesias son la única "familia" que tiene Carlos. Conoce a cierta gente en su iglesia desde que era niño. Carlos siempre se sienta en la misma silla y nunca deja de estar presente durante el servicio.

Después de la iglesia, Carlos regresa a casa y toma el almuerzo. Luego, se sienta en su sillón delante del televisor y toma la siesta. Al despertarse, Carlos sale para dar un paseo en un parque cerca de donde vive.