ULAT 5.23

Son las 5:00 de la mañana y John Richardson se está despertando. Se levanta cada día, de lunes a domingo, a las 5:00. Baja las escaleras y va al baño para lavarse. Carol no se levanta. Está durmiendo.

John entra en el baño. Primero, se ducha. Después, se peina. Después de peinarse, se pone la crema de afeitar y se afeita. Finalmente, antes de tomar el desayuno, se viste.

Cada mañana, a las seis en punto, John entra en la cocina para tomar café y leer el periódico. A las seis y cuarto en punto, se levanta, sube las escaleras y va a su oficina. De las seis y cuarto a las seis y media, hace la contabilidad de la familia. Después, de las seis y media a las siete menos cuarto, escribe cartas y planifica el día. Por fin, de las siete menos cuarto a las siete, estudia francés.

John se levanta otra vez, baja las escaleras y entra en la cocina a las siete y cinco en punto. Su esposa está esperando a John y está enojada.

John : —Buenos días. ¿Dormiste bien? ¿Cómo estás está mañana? ¿Tienes planes para hoy?

Carol : —John, ¿sabes? Cada mañana me dices exactamente las mismas cosas. ¿Dormiste bien? ¿Cómo estás? ¿Tienes planes?

John : —¿Qué tienes? ¿No te gusta hablar con tu esposo?

Carol : —John, eso no es 'hablar'. Sólo repites las mismas preguntas cada día y no me escuchas. En realidad, no sé si me conoces.

John : —Bueno, si lo prefieres, no voy a hablar.

John se sienta en la mesa y come el desayuno en silencio. Por fin, termina el desayuno y se levanta.

John : —Bueno, me voy. Voy a jugar tenis esta mañana con mi amigo, Sebastián.

Carol : —¿Cómo? ¡No puedes jugar tenis hoy!

John : —¿Por qué no?

Carol : —¡John, hoy es domingo! Deberías estar en casa con nosotros. Deberías ayudarme a mí y pasar tiempo con los hijos.

John : —Carol, trabajo toda la semana. Los domingos, necesito salir un poco y jugar. Necesito pasar tiempo con mis amigos.

Carol : —¡Yo también trabajo toda la semana con los niños y necesito tiempo a veces con mi esposo!

John : —Carol, estoy en casa cada día de la semana después del trabajo de lunes a sábado.

Carol : —John, ¿sabes? Cuando estás en casa, haces tres cosas y no más. Ves la televisión, vas a correr en el parque y trabajas en la oficina. No juegas con los niños, no me ayudas y no me hablas.

John : —Carol, no tengo mucho tiempo ahora. Debo reunirme con Sebastián en una media hora. ¿Podemos hablar de esto más tarde?

Carol : —No, John. Tenemos que hablar ahora. Estoy preocupada por tí. No conoces bastante bien a los niños y los niños apenas te conocen. Trabajas demasiado. Eres un esclavo a tu horario. Todo está planeado y no tienes tiempo para nosotros.

John : —Carol, no exageres. Me gusta mi trabajo y no me gusta perder tiempo. Soy un hombre eficaz, pero no soy esclavo.

Carol : —A ver, John. Dime tu horario. ¿Qué haces en un día típico y a qué hora lo haces?

John : —Bueno, si lo quieres, pero no tengo mucho tiempo. Me voy de la casa a las siete menos cinco y tomo el autobús número 59 a Lille a las siete y dos. El autobús me deja en la estación de tren a las siete y veinte y dos.

Carol : —Bien, sigue...

John : —Pues, tengo que correr al tren porque se va de la estación a las siete y veinte y cinco. El tren llega a Valenciennes a las ocho y cuarto. Camino de la estación a la universidad y llego en mi oficina a las ocho y media y tengo una media hora para preparar mis clases. Doy clases de las nueve al mediodía. Al mediodía, como rápidemente el almuerzo y después vuelvo a mi oficina para preparar mis clases a las doce y veinte.

Carol : —Pero no tienes otras clases hasta las dos. ¿No podrías tomar más tiempo para comer?

John : —¡No, Carol! ¡Es imposible! Debo trabajar. No puedo descansar durante el día. Tengo mucho trabajo que hacer. Las clases terminan a las cinco y vuelvo a casa por el tren y en el autobús. Llego a las seis y media. Pues, tú ves, Carol, estoy en casa cada día a partir de las seis y media.

Carol : —Sí, pero tan pronto que llegues a casa, te sientas con tu periódico y no nos dices nada.

John : —¡Después de un día de trabajo, estoy cansado, Carol! ¿Qué quieres? Quiero descansar un poco.

Carol : —Pero tú podrías sentarte en la cocina y hablarme mientras preparo la cena o tu podrías jugar con los niños. Pero, sigue...

John : —¡Carol, eso no es justo! Sabes que paso tiempo con la familia. Después de la cena, sabes que salimos a un paseo cada noche a las siete.

Carol : —Sí, ¿pero a qué hora debemos regresar a casa?

John : —Yo no sé.

Carol : —¡Sí, tú sabes! ¡Dime!

John : —Bueno, debemos volver a casa para las siete y veinte.

Carol : —¿Y por qué debemos regresar para las siete y veinte. ¿Por qué no para las siete y media o las ocho menos cuarto?

John : —Porque debemos poner a los niños en la cama a las ocho menos cuarto.

Carol : —¿Y por qué a las ocho menos cuarto? ¿Por qué no a las ocho o las ocho y cuarto?

John : —No sé.

Carol : —¡John, dime la verdad!

John : —Bueno...porque tengo que correr en el parque a las ocho.

Carol : —¿Y por qué para las ocho? ¿No podrías correr un poco más tarde?

John : —No puedo porque debo preparar mis clases a las nueve en mi oficina.

Carol : —¿Y por qué a las nueve? ¿Por qué no a las nueve y media?

John : —Porque necesito una hora para preparar mis clases y tengo que acostarme a las diez. ¡Debo levantarme a las cinco y necesito dormir siete horas!

Carol : —¿John, por qué vives así? ¿Por qué trabajas tanto?

John : —Pues...trabajo duro para ti y para los niños.

Carol : —¿Y por qué?

John : —¿Por qué? Pues...yo...yo lo hago porque amo a mi familia.

Carol : —¿De veras, John? ¿Amas a tu familia?